top of page

Todo festival es político

  • Foto del escritor: revistalooprock
    revistalooprock
  • 1 oct 2019
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 17 may 2024

En medio de una situación socio-económica deplorable, donde el neoliberalismo no deja de avasallar a la sociedad argentina, entre ajustes y represiones, políticos que sostienen una realidad cristalizada en la que sus propios discursos recaen en argumentos vacíos, donde la derecha censura toda palabra expresiva y combativa, ahí, en el núcleo de ese enjambre, la militancia y las ansias por generar espacios reflexivos mediante el arte, demostró estar más viva y fuerte que nunca. Todo arte es político, y en está ocasión, se vislumbró en el Festival Futurock, que, durante la extensa jornada, nos invitó algorítmicamente al diálogo colectivo, a la alianza ideológica. Un estadío feminista, marcado por un sentido en común compartido, cuyas bandas transmitieron en su música lo que son, lo que piensan, y que en ningún momento se callaron, sino que, por lo contrario, exclamaron y supuraron la enraizada lucha de mujeres que se imponen en la escena, con la impronta de quién se hace oír avasallando sin pedir permiso.


La apertura del festival la realizó Weste, un dúo conformado por Clara Trucco (integrante también de Fémina) e Ignacio Pérez, que experimentaron sonidos electrónicos y folclóricos, un repertorio que dio inicio al despliegue de talentos fervientes que se alinearon esa tarde, a la que prosiguió “Hana”, nombre artístico que Florencia Ciliberti adoptó cuando comenzó a trabajar en su carrera como solista, abrió el escenario con canciones de antiguos discos como “palabras gastadas” y producciones recientemente lanzadas que plasmó con “plan de fuga”. El mediodía arribó con la contracultura del punk, que se hizo presente con “Las Ex”, una banda integrada por chicas mendocinas; Silvina Fresina en la batería, Camila Guevara en primera guitarra, Lina Elias en el bajo y Laura Velázquez en segunda guitarra y voz, que tocaron canciones furiosas como “Autodefensa”; combativa y salvaje. El festival de Futurock congregó a más de diez mil personas en el Estadio Malvinas Argentinas; una apuesta masiva que reflejó la esencia de la radio, que desde hace casi cuatro años supo establecerse y conformarse en un medio alternativo que defiende sus ideales, que combate lo establecido; feminista y libre, se instaló cómo un acto de valentía frente a la actual funcional discursiva (y decadente) de los medios hegemónicos.

“Estamos festejando el fin del macrismo” decía Julia Mengolini desde la transmisión en vivo, mientras su discurso e imagen, se proyectaba en la pantalla del estadio a cielo abierto, un espacio que dio lugar a la participación disruptiva y fusionada por Pedro Rosemblat (humorista y peronista) y Ofelia Fernández (militante feminista y actual candidata a legisladora en “Frente de Todos”) que entraron al escenario con Fanky, canción de Charly García, con la que comenzaron su charla con el público; un recorrido por la política cuestionando la actual desidia macrista en la que vivimos. Un sinfín de temas puestos en eje que brindaron reflexiones expansivas, que se reflejó a su vez cuando Darío Sztajnszrajber pregonaba preguntas al aire referidas al amor y las personas disfrutaban la intervención filosófica.


Mientras eso sucedía a cielo abierto, en el estadio cubierto sonaba Mi Amigo Invencible, que con su más reciente disco “Dutsilandadentraron al público en un viaje de colores, que prosiguió con la llegada de Perota Chingo, la banda que lidera Julia Ortiz y Dolores Aguirre, con melodías excéntricas, generaron una conexión con el ser directo; un cable a tierra, y al mismo tiempo, cósmico, donde la información universal parecía pasearse en cada canción, y creación.


Ph: Rocio Belén Quillay / @rocioquillay_fotografia


Esa tarde, los sonidos se ramificaban en espacios por los que la gente iba y venía, impulsados por el reinicio de cada espectáculo. El festival era una especie de bamboleos de sentidos; en un rincón se hablaba de humor y en el otro se encontraban lxs artistas vocalizando esféricamente. Juana Molina despedía el sol destilando sonidos únicos de himnos empoderados, mientras Noelia Custodio en la otra punta del Malvinas Argentinas, brindaba un stand up elocuente bajo guiños cómplices y de gran convocatoria.

La noche se arrimaba exquisita, atravesando la mitad de una jornada acrecentada e infundada por el encuentro de miles que se amalgamaban y dispersaban en una misma dirección de la Paternal. “El rock es de las pibas” creció como un mantra vociferado en el recital de Barbi Recanati, una verdadera ¨mostra¨ del rock que se sube al escenario y resquebraja contra todo estereotipo de “la estrella” glorificada y vetusta. Barbi se impone con humor y hasta con ironía frente a quienes consideran que una mujer no tiene el talento necesario para estar ahí, y redobla la apuesta con un show increíble liderado por rockeras feministas; participación de Marilina Bertoldi en bajo y canciones versionadas como “Big Exit” de PJ Harvey. No obstante, su presentación estuvo plagada de grandes temas como “Teoría Espacial” y “En la frente” un EP lanzado en septiembre de este año, que dejó al público con grandes expectativas de próximas canciones a publicarse, cómo sucedió con una, cuya letra fraseaba: “espero que no te lo tomes personal, es que te detesto de verdad”.


Ph: Rocio Belén Quillay / @rocioquillay_fotografia



La oscuridad lumínica del escenario abierto al cielo, la encendió Louta, un artista con una energía inquebrantable, que contagia la pulsación del baile cántico y la vibración intrínseca apasionada entre los cuerpos; un moverse constante sin intervalos que finalizó luego de la ultima canción “Tau Tau” cantada en portugués. En el otro extremo, Eruca Sativa comenzó su intervención con “Nada Salvaje” y “Amor Ausente” que empezó en un tempo lento y desembocó en un estallido. Lula Bertoldi, Brenda Martín y Gabriel Pedernera realizaron un panorámico trayecto por sus canciones más conocidas hasta las más recientes como “Creo”, que estará en un nuevo disco de la banda.


“Y no hables de meritocracia, me da gracia, no me jodas, que sin oportunidades esa mierda no funciona (…)” Alrededor de las 20:30hs, WOS se subió de una patada al escenario e hizo dar vuelta la realidad. Con sus letras auténticas y filosas, estampó un freestyle con carga política que incursionó con la participación de Ca7riel y Acru, en una velocidad incontrolable de reclamos, tan urgentes y necesarios. “Ahora festejamos tomando birra en lata, mañana es octubre no sé si te acordabas que hay un gatito vende patria que se va de la Rosada”. En medio de una fuerza vital, entre gritos y festejos, WOS posicionó el rap nacional y tocó sus más aclamados temas en los que incluyó “Canguro”, “Melón Vino” y “Púrpura”, que reflejaron su convicción; cuando el Estado abandona, el pueblo reacciona.


Ph: Rocio Belén Quillay / @rocioquillay_fotografia



“Chicos a ver si se corren, es nuestro momento de poguear” establecía Marilina Bertoldi desde el micrófono dando lugar a su presentación. Lo personal es político, y su ímpetu lo demostró completamente; desde sus pezones a la vista hasta su discurso feminista, que destinó en cada comienzo y fin de sus temas, para aclararle y cuestionarle a los hombres cis- heterosexuales, sus privilegios, fracturando así la norma y advirtiéndoles: “sí una chica se saca la remera, no es una invitación a nada”. Con la furia atravesada, invitó a tocar con ella a Eruca Sativa, su hermana Lula Bertoldi y su amiga Barbi Recanati, con quienes versionó una canción de Alanis Morisette. El cierre se generó de la mano de El Kuelgue, liderada por Julián Kartun, y La Delio Valdez, una orquesta de cumbia que afloró con sonidos latinos. Dos grupos musicales con estilos improvisados y rítmicos, que descendieron en un final indeleble y reconfortante de festividad viva.

El festival de Futurock fue una respuesta a la desidia política, al desgarre social crónico, a la indiferencia que se visibiliza en las calles y se perpetua sistemáticamente en nuestra realidad. Fue una respuesta y, tal vez, una necesidad de encontrarse, como quien busca la unión en medio de la carencia afectiva, entre quienes se apoderan de la política como bandera y toman acción frente a tanta violencia estatal. Era encontrarse para hacer política por medio del arte, hacernos cargo de las tomas de decisiones sabiendo que está en nosotrxs el futuro que tanto deseamos construir, nuevo y nuestro. Fue la noción visible de saber que somos la fuerza política atravesada por el dolor y la indignación, pero con conciencia de poseer las armas necesarias; un fuego interno que emana desde las entrañas, recordándonos de lo que somos capaces.



Ph: Rocio Belén Quillay

Nota y cobertura periodística: Oriana Florencia Boza


Mirá más de la cobertura fotográfica en nuestro perfil de Instagram @revistalooprock


 
 
 

Comments


Publicar: Blog2_Post

©2019 por REVISTA LOOP ROCK

bottom of page