Los misticismos de la selva eléctrica
- revistalooprock
- 13 mar 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 17 may 2024
“Agradezco seguir comunicando la emoción que da saber, reunida a todo lo que vive”
Llevar la magia, la savia y la rabia en los ovarios. La creación del ser como fuente de energía vital, que emana de las entrañas poder y crece cómo raíces expansivas, propia de la naturaleza, entrelazada con simbolismos relacionados a diversas prácticas esotéricas y sonidos psicodélicos, que irán apareciendo a lo largo del disco conceptual que Ruiseñora, banda argentina conformada por María Pien en guitarra y primera voz, Lucila Pivetta en bajo, Natalia Spiner en guitarra y Melanie Williams en batería, lanzó en el 2019 y tituló bajo el nombre: “Viaje al Centro de la Selva Eléctrica”.

“Mi mama anticipó que iba a ser mujer, de pocas pulgas, sí, también mucho querer. Y cuando me parió, cantó la Ruiseñora”. La composición pertenece a la primera canción, que da inicio a la aventura, adentrada en las profundidades de la selva eléctrica; un lugar extravagante, aguerrido, como el movimiento Riot Girrrl, que reivindicaba nuestro rol militante y feminista en la escena musical, y que Ruiseñora se ha visto realmente influenciada por éste, tanto en sus estructuras conceptuales como de performance, y que se percibe en su música aquella gran eclosión que genera el cambiarlo todo, y renacer con expresiones propias.
“En el cuerpo, en la célula, los pies, vértigo, movimiento, electricidad en la piel” sobrevuelan las letras y nos contextualizan el sentir del nítido vivir. Se trata de personas que transitan a flor de piel un camino en común construido. Ruiseñora viaja en ese vaivén de sentimientos conectados con el núcleo creador; con canciones que rozan la conexión en el surrealismo y el misticismo, uniendo en su recorrido artístico, experiencias alquímicas y experimentales.

¿De que nos hablan las canciones? una búsqueda que interpela hondo
La Ruiseñora es la primera canción que nos da la bienvenida en la selva con sonidos de insectos, tambores sonando y expandiéndose cada vez con más presencia. El nacimiento de la mujer, en plena lunita llena un 2 de febrero. Se potencia desde la incorporación de guitarras eléctricas y gran pulsación de batería. “Llevo la magia en los ovarios, llevo la sabia en los ovarios, llevo la rabia en los ovarios”, nos habla de la rabia que se refleja en la rebeldía feminista heredada, propia de nuestras luchas, y de la rebeldía que nos traía el movimiento Riot Girrrl. No obstante, la Ruiseñora relata el nacimiento del personaje la “Ruise”, un ser mitológico y que simboliza la unión de las fuerzas creativas. Funciona también como una declaración de principios de este ser. Por otro lado, Viaje al centro de la selva eléctrica, comienza con un tempo lento, y va aumentando con grandes sonidos experimentales, propios de la exploración. La letra lo anuncia: “Mapa y brújula, luciérnagas iluminándome”, que nos habla sobre la génesis del camino hacia algo por descubrir. Este tema relata el viaje iniciático, el de las Ruiseñoras. Es la canción que le da el nombre al disco porque plantea un escenario visual y sonoro de todo el recorrido; un espacio natural, plagado de animales, tormentas y fuego. Un relato sonoro que invita a la inmersión. Las chicas dijeron: “Crear este disco tuvo mucho de despojo, ritual, y ofrenda. Está canción habla sobre nuestras ganas de ir encontrando nuevas formas de decir a través de la música, igual que la serpiente soltando sus escamas.
Luego, en este recorrido, aparece Chit’un, un tema que empieza bien arriba y se sostiene. Contiene en sí mismo frases sueltas como “En el cuerpo de la célula a los pies, electricidad en la piel” o “tengo el presentimiento que no hay nada que entender. Me sorprendo y me quiero quedar acá” nos habla de la sincronicidad de encontrarse y estallar. La frecuencia vibratoria de compartir un mismo sentimiento, un mismo sonido, militancia, que se refleja en la construcción orgánica de la lirica con lo sonoro. Se trata de vínculos que nos sacuden como individuos y nos transforman, que son los de carne y hueso, porque, como hemos de saber, los vínculos virtuales son más bien erráticos.
La lunita de color lila que duerme en el mar. Lunita es el cuarto tema del albúm, el eje ronda sobre la luna, el satélite como atracción humana, que todos y todas tenemos, una atracción por momentos mística. Propone un escenario naturalista y onírico. “Y en libertad te haces chiquita / muere para crecer, estalla, termina, y vuelve” un canto, tal vez, dedicado a las fases de la luna, que se mezcla con sonidos de agua y fuente vital de luz. De hecho, en la frase misma se refleja esta cuestión: “La luz que da no es solo mía, pero me quita la oscuridad” una presencia que se entrelaza en la conexión con los astros, una alusión a la conexión ancestral y protectora de lo que representa la luna en la astrología, incluso, como se podría pensar. La luna regente de un signo de agua, como es Cáncer, que se presiente de fondo, muy acuático.
“Encontré el lugar de donde viene todo, y lloré, me reí, esa fuerza vive en mí” sobrevuela la lírica del tema Y. Aquí la introspección del disco queda en evidencia, puesto que esta canción es, explicado por las Ruiseñoras, un sincero homenaje al placer del orgasmo en todas sus formas; en solitario o compartido. Cómo Huesera, canción subsecuente, que continuará explorando todo el mundo pero desde el otro lado; lo oculto, la cara oscura, los huesos, lo que se esconde, el silencio, que, si bien lo entendemos como ausente, habla por sí solo. Va más conectada con lo que no se quiere mostrar pero reflejando lo más real que tenemos y exponiendo, a la vez, su propia fragilidad.
Maravilla apunta, justamente, a las maravillas de la selva eléctrica. Todas las estaciones, la noche y sus rincones, tormentas, caracoles descubriendo el mundo, asociado al paraíso y la poesía que nos rodea. Una canción que nos demuestra lo que somos: el cosmos manifestándose en infinitas formas humanas, animales, vegetales, minerales, elementales, terrestres y acuáticas. Estamos hechos de la misma materia, y de ese misterio es el que habla la canción. Un asombro vital para que se transforme en amor y de ese amor, en un cuidado mutuo.
Dos Movimientos se posiciona desde una perspectiva más oriental, figuras de origamis y la bandera de japón. Muy figurativa, con colores. “Uniendo todo sin perder mi esencia” como ellas reconociéndose parte del todo que fueron, efectivamente, descubriendo. “Dos movimientos” es el repliegue y la expansión, es ir hacia adentro, profundo, y luego compartir lo aprendido.
Finalmente, Yacaré comienza como una canción construida desde una estructura de memoria, acumulativa, que agrega, que va sumando situaciones. “En el fondo del rio, entre las piedras blancas, descansando los dientes, aflojando la panza, yo te espero” (se genera un silencio que dura unos segundos y renace con sonidos muy al estilo “A Starosta el idiota” de Spinetta) que se reproducía en reversa poniendo en manifiesto los sonidos y los conceptos conceptuales del disco.
'Viaje al centro de la selva eléctrica' es el recorrido a través de nueve canciones: un disco conceptual cuyas influencias provienen de fuentes tan diversas como el rock indie y de garage, la psicodelia surfera, la canción folk y latinoamericana, el movimiento riot girrrl, la literatura feminista y el imaginario místico y esoterico. Desde una perspectiva artística y conceptual, comprende y representa la unión de las cuatro fuerzas creativas y, por qué no, también, la fuerza universal de la naturaleza en su máxima expresión; expansiva, revolucionaria.
Nota por Oriana Florencia Boza
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