Francisca viste de verde
- revistalooprock
- 15 ago 2019
- 4 Min. de lectura
“Canción de amor para Francisca”, es una de las tantas canciones que pertenece a la lista negra de la dictadura que se extendió de 1976 hasta fines de 1983. La censura, la represión y la intervención sobre la producción cultural, educativa y comunicacional implementada durante aquella época se utilizaron como estrategia de control sobre las maneras de pensar, sentir, y ser de toda una población. Al censurarla ¿Qué se quiere desaparecer u ocultar? ¿Qué se busca callar?
“En una casa del barrio de San Pedro/ Francisca muestra todo su cuerpo” es el comienzo de este rock que escribió León Gieco en el año 78, en su disco IV LP. Un tema con una melodía atractiva, que trasmite paz y alegría al escucharla. Sin embargo, la letra nos cuenta la historia de una mujer que para mantener a su hija se dedica al trabajo sexual. Entonces, ¿Se prohibió porque habla del cuerpo de una mujer? ¿O la prostitución?
El trabajo sexual es una de las profesiones más antiguas, pero siempre fue teñida de valoraciones negativas. Es importante destacar que el trabajo sexual es la actividad voluntaria de personas mayores de 18 años, y un rubro que durante años a sufrido el estigma y la discriminación de parte de la sociedad, y de las políticas públicas que no las ampara dentro de un marco legal, y no las reconoce como mujeres trabajadoras. En la búsqueda de mejores condiciones de trabajo, en 1994 se crea La Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina "Ammar", (que busca defender sus derechos humanos y laborales) y un año después se sumaron a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), reconociéndose a ellas mismas como trabajadoras sexuales, señalando que la organización colectiva es la que permite generar la fuerza y el motor imparable para luchar por sus derechos, y romper con la violencia institucional, policial y el sistema patriarcal.
Con el tiempo, Ammar se conformó y así fue como en el 2001, las meretrices Elena y Jorgelina conocieron a León Gieco en Mar del Plata. El gremio de Mujeres Meretrices marchó para pedir Justicia por los asesinatos ocurridos en plena ruta, en 1996. Gieco tocó en el acto y salió en televisión sumándose a la lucha de las trabajadoras sexuales. Es por eso que en el 2004 asistió a una cena en beneficio de Ammar, donde las meretrices cantaron junto a él “canción de amor para Francisca”. “Ammar nos demuestra que no solo podemos denunciar, sino que podemos ser nosotras mismas quienes luchemos por transformar una realidad de abuso, explotación y discriminación. Las trabajadoras sexuales tenemos derechos básicos que nos asisten como seres humanos, como mujeres y como trabajadoras".
“Viste de verde, viste de rosa -y se desviste muy silenciosa” es una de las estrofas de la canción que me recuerda a una de las banderas de lucha que levantan las compañeras de Ammar, y la lucha por la despenalización del aborto.

PUTA, FEMINISTA. La mayoría de los problemas que tienen las mujeres trabajadoras sexuales son como el resto que tienen las mujeres trabajadoras: haber nacido en una sociedad machista y patriarcal. Es por eso también que son parte de la marea feminista que hoy viene generando un cambio de paradigma, y se impone a la hora de reclamar por la igualdad de derechos, haciendo la revolución en las calles y en las camas. Ammar busca romper con el estereotipo de las putas, reivindicando el nombre. Las putas hoy luchan y exigen por la libre elección sobre sus propios cuerpos, sin que eso implique luego que puedan ser juzgadas, castigadas y condenadas. Al margen de sus demandas, (entre ellas una obra social y jubilación) visibilizan que la prostitución y la trata no es lo mismo.
En los 90, cuando se organizan las trabajadoras sexuales y forman Ammar, estaban vigente edictos policiales que venían del proceso de la dictadura militar, que justamente después se transformó en otras provincias en artículos contravencionales y códigos de falta, que son normativas que controlan el uso del espacio público. El trabajo sexual es un rubro desamparado legalmente: se penaliza a quién lo ejerce, se la suele detener entre 21 a 30 días, incluso se sostiene que "atentan contra la moral y las buenas costumbres", generando que su trabajo caiga en una mayor criminalización, situación que sucede hasta el día de hoy. Por eso es tan importante la implementación de una ley que dependa del ministerio de trabajo, de forma que la entidad pueda controlar el ejercicio voluntario del trabajo sexual.
Existe un fuerte estigma social, en el que se cree que la primera violencia que sufren las trabajadoras sexuales es por parte del cliente, pero ellas afirman que no, sino que la mayor violencia viene por parte del Estado, o de las fuerzas policiales que se amparan en un montón de dispositivos judiciales intentando controlar el espacio público, persiguiendo y coimeando a las compañeras. El poder de abuso que tiene la policía, se debe a la clandestinidad y al vacío legal.
La prostitución en la Argentina no está prohibida, pero tampoco es permitida, por eso es que se ejerce en la clandestinidad que deriva a todos los estigmas negativos y discriminación a las putas, por parte de la sociedad. No es casualidad que “Canción de amor para Francisca” durante la dictadura haya permanecido en la clandestinidad, y que hoy al trabajo sexual se lo siga negando como si no existiera. “Estamos en camino a nos piensen desde otro lugar” dicen las compañeras de Ammar, que encontraron un lugar de pertenencia en el que transforma la vergüenza, en orgullo: el mismo que salió en forma de grito el día que cantaron con León Gieco ésta canción en la televisión.
Las canciones cuentan historias, en el caso de "Canción de amor para Francisca" refleja la vida real, y cuando se canta, se potencia y transciende.
Nota por Francisca Lanús
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